«Pero si tú me olvidas,
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
–oscuro, torpe, malo– el que la habita.»
Ángel González
Permíteme que deposite en ti
Ahora, al menos, por un momento
La dura tarea de autodefinirme
Más aún
De construir mi persona
En base a cómo me veo en tus ojos.
No en relación de mutua dependencia
Más bien como los sonidos
Que sumados
Son la armonía de un acorde
Menor, triste...
Mayor, contento...
Suspendido si le faltas
Permíteme que deposite en ti
La ardua tarea de convertirte
En simple acorde conmigo
Para que desfile sobre nosotros
La melodía de nuestras vidas.
Perspectiva Lunática
jueves, 5 de mayo de 2016
sábado, 21 de febrero de 2015
Él y Ella, quizás Pedro y Alicia, o algún pedro y alguna alicia, dioses cada uno a su manera, hablan de sus sueños en un encuentro esporádico en la cafetería más insospechada que podían imaginar. Él leía el periódico cuando Ella entró a pedir un café para llevar. La conversación fue más o menos así:
—Hoy soñé contigo.
—Yo he soñado con mi Padre. Como cada noche.
----------------
Desnudando el tiempo,
volviendo a ver el miedo,
y tu voz cortando el viento.
Voy deshaciendo mis pasos,
caminando de espaldas al Sol.
Me agarro cada noche
a la frágil incertidumbre
de esta realidad ardiendo.
Y atravieso mis recuerdos
recorriendo de nuevo el sendero
abriendo mis heridas, metiendo el dedo.
Despierto con las palmas rojas,
con clavos en los ojos,
y esta roca de Toró en la garganta.
Camino a plomo
siempre en silencio
entre algunas voces vivas,
y ya me pesa el cielo,
pensando en todos
los sueños que me robas
cuando vives, aún muerto.
Y si el pasado no es pasado,
¿no será que sí estás
no estando?
Si el pasado es
una segunda cara
de este presente raro,
¿no serán mis sueños
un nuevo Yo
que te he dado?
—Hoy soñé contigo.
—Yo he soñado con mi Padre. Como cada noche.
----------------
Desnudando el tiempo,
volviendo a ver el miedo,
y tu voz cortando el viento.
Voy deshaciendo mis pasos,
caminando de espaldas al Sol.
Me agarro cada noche
a la frágil incertidumbre
de esta realidad ardiendo.
Y atravieso mis recuerdos
recorriendo de nuevo el sendero
abriendo mis heridas, metiendo el dedo.
Despierto con las palmas rojas,
con clavos en los ojos,
y esta roca de Toró en la garganta.
Camino a plomo
siempre en silencio
entre algunas voces vivas,
y ya me pesa el cielo,
pensando en todos
los sueños que me robas
cuando vives, aún muerto.
Y si el pasado no es pasado,
¿no será que sí estás
no estando?
Si el pasado es
una segunda cara
de este presente raro,
¿no serán mis sueños
un nuevo Yo
que te he dado?
jueves, 15 de enero de 2015
Busqué entre mis escombros
Busqué entre mis escombros,
quién fui una vez.
¿Fui villano o caballero?
¿Fui la espada o la pared?
Quizá sólo fui un fantasma
esperando en la oscuridad
mientras la puerta busca un quicio,
como quien no sabe ser sin encajar.
Y tras horas de espera, el aire se hace vicio,
y yo sigo, tenebroso en la penumbra
acostumbrado al denso del vacío,
a un día en noche por la eternidad.
¿Es paciencia o es renuncia?
¿Es poesía o realidad?
¿Espero un mañana o un nunca?
¿Es mi destino o el azar?
Esperanza que no siembro,
indiferencia que recojo.
En estas navidades soledadas,
mi sonrisa está en reposo.
quién fui una vez.
¿Fui villano o caballero?
¿Fui la espada o la pared?
Quizá sólo fui un fantasma
esperando en la oscuridad
mientras la puerta busca un quicio,
como quien no sabe ser sin encajar.
Y tras horas de espera, el aire se hace vicio,
y yo sigo, tenebroso en la penumbra
acostumbrado al denso del vacío,
a un día en noche por la eternidad.
¿Es paciencia o es renuncia?
¿Es poesía o realidad?
¿Espero un mañana o un nunca?
¿Es mi destino o el azar?
Esperanza que no siembro,
indiferencia que recojo.
En estas navidades soledadas,
mi sonrisa está en reposo.
lunes, 10 de noviembre de 2014
Confesión laica
Mis sueños siguen siendo sobre él, pero siento
Que ha llegado el momento de volver al día a día,
a las contradicciones en la luz del amanecer.
"Perdona nuestras ofensas..."
He cometido muchas
en una vorágine de úlceras bien dolorosas,
"Como nosotros perdonamos..."
y no me arrodillo, aunque extrañe
heridas en mis rodillas
"las de aquellos que nos ofenden"
Ningún sayo negro
cubre mi alma,
Pues luz somos,
Y a la luz he vuelto.
Que ha llegado el momento de volver al día a día,
a las contradicciones en la luz del amanecer.
"Perdona nuestras ofensas..."
He cometido muchas
en una vorágine de úlceras bien dolorosas,
"Como nosotros perdonamos..."
y no me arrodillo, aunque extrañe
heridas en mis rodillas
"las de aquellos que nos ofenden"
Ningún sayo negro
cubre mi alma,
Pues luz somos,
Y a la luz he vuelto.
martes, 22 de abril de 2014
Y aunque nadie me ha preguntado... ¿Qué es la felicidad?
La miro y me encanta su cara,
nunca se pinta los labios,
porque son coloridos como las rosas,
pero no tienen espinas,
lo sé porque sus palabras no duelen,
son suaves como el viento de verano.
Me encanta ver cómo se recoge el pelo,
y como lo tiene recogido,
y como se lo vuelve a recoger.
Como deja desnudo el cuello,
tan vulnerable, tan valiente.
Porque ella es muy valiente,
es muy brava, y yo vivo con mucho miedo.
A veces consigo reunir fuerzas
y la miro a los ojos como la primera vez,
y son marrones como las canicas
con las que jugaba de pequeño,
y quiero sacárselos y jugar con ellos por el salón
Y tiene unos pies muy fríos,
que son como el invierno
bajo las sábanas de su cama.
La sonrisa se sale de su cara,
porque su sonrisa es otro lugar diferente,
es otra dimensión distinta,
que no, que no puede ser de este mundo,
que hace que tenga escalofríos en el estómago,
y en el pecho haya fuego,
y hace que yo me muerda los labios,
y sonría para otro lado,
porque nunca he sido muy buen comunicador,
maldito el día que empecé a esconderme,
y que suerte la mía de encontrar a alguien que me aguante.
El olor escondido entre su hombro y su oreja es el verano
en el que bebíamos cerveza en bares oscuros,
y caminábamos bajo la lluvia
sobre la piedra que nos sintió caer,
y que nos vio enamorarnos,
como niños,
como adolescentes, después
como adultos.
Las cosquillas en el costado,
y el ruido que hace al meterse en la cama (con su invierno),
y al jugar con sus dedos sobre mi pecho,
y con las palmas de mis manos.
Eso es la felicidad.
Felicidad será, quizá, también, despertarte a ronquidos,
y ver como haces que duermes por dejarme dormir un poco más.
Y dejar que me desabroches el cinturón,
y nos perdamos otra película.
Felicidad, puede que sea,
preocuparme si no sonríes,
y desvivirme por verte sonreír.
Morir de risa echándonos jabón en los ojos,
carcajear en bares en silencio,
bailar mientras todos nos miran,
mientras todos nos envidian.
Es posible que la felicidad sea
simple y llanamente
que estés ahí.
nunca se pinta los labios,
porque son coloridos como las rosas,
pero no tienen espinas,
lo sé porque sus palabras no duelen,
son suaves como el viento de verano.
Me encanta ver cómo se recoge el pelo,
y como lo tiene recogido,
y como se lo vuelve a recoger.
Como deja desnudo el cuello,
tan vulnerable, tan valiente.
Porque ella es muy valiente,
es muy brava, y yo vivo con mucho miedo.
A veces consigo reunir fuerzas
y la miro a los ojos como la primera vez,
y son marrones como las canicas
con las que jugaba de pequeño,
y quiero sacárselos y jugar con ellos por el salón
Y tiene unos pies muy fríos,
que son como el invierno
bajo las sábanas de su cama.
La sonrisa se sale de su cara,
porque su sonrisa es otro lugar diferente,
es otra dimensión distinta,
que no, que no puede ser de este mundo,
que hace que tenga escalofríos en el estómago,
y en el pecho haya fuego,
y hace que yo me muerda los labios,
y sonría para otro lado,
porque nunca he sido muy buen comunicador,
maldito el día que empecé a esconderme,
y que suerte la mía de encontrar a alguien que me aguante.
El olor escondido entre su hombro y su oreja es el verano
en el que bebíamos cerveza en bares oscuros,
y caminábamos bajo la lluvia
sobre la piedra que nos sintió caer,
y que nos vio enamorarnos,
como niños,
como adolescentes, después
como adultos.
Las cosquillas en el costado,
y el ruido que hace al meterse en la cama (con su invierno),
y al jugar con sus dedos sobre mi pecho,
y con las palmas de mis manos.
Eso es la felicidad.
Felicidad será, quizá, también, despertarte a ronquidos,
y ver como haces que duermes por dejarme dormir un poco más.
Y dejar que me desabroches el cinturón,
y nos perdamos otra película.
Felicidad, puede que sea,
preocuparme si no sonríes,
y desvivirme por verte sonreír.
Morir de risa echándonos jabón en los ojos,
carcajear en bares en silencio,
bailar mientras todos nos miran,
mientras todos nos envidian.
Es posible que la felicidad sea
simple y llanamente
que estés ahí.
jueves, 10 de abril de 2014
Llamas
Parece que arde la noche cada vez que el horizonte toca el sol,
y vuelan papeles quemados, como gorriones buscando escapar.
Y españa, que hace tiempo que dejó de ser España,
se repueblas de pobreza y de codicia de manera proporcional.
¡Malditos los ojos que nos ven caer!
¡Malditas las manos que no nos agarran!
¿Por qué no te dejan respirar?
¿Por qué no te dejan crecer?
Grita desconsolado el progreso,
agobiado por palos en las ruedas,
y piedras en el sendero.
Y yo lo veo todo entre llamas,
porque vi la última estrella caer
en un bosque de mentiras,
que había que purificar.
y vuelan papeles quemados, como gorriones buscando escapar.
Y españa, que hace tiempo que dejó de ser España,
se repueblas de pobreza y de codicia de manera proporcional.
¡Malditos los ojos que nos ven caer!
¡Malditas las manos que no nos agarran!
¿Por qué no te dejan respirar?
¿Por qué no te dejan crecer?
Grita desconsolado el progreso,
agobiado por palos en las ruedas,
y piedras en el sendero.
Y yo lo veo todo entre llamas,
porque vi la última estrella caer
en un bosque de mentiras,
que había que purificar.
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