Los surcos turquesa colorean
el cielo a amplios trazos.
Se meten en tu mente e iluminan
tu mirada, pupila azul, tu iris verde,
tus pestañeos transparentes y
tus miradas de profundidad.
Tus humildes lazos atan cabos,
almirantes y hasta a un capitán.
Amargos raudales de lágrimas,
tras un adios, se vuelven saladas
·····sin razón. Explotan palabras
hechas de realidad
·····················-·-que no serán nada-,
si nosotros no queremos,
······························· -no lo serán-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario