para nuestro gran golpe final.
Atraquemos bancos sin pensarlo,
sintiéndolo mucho.
Huyamos al Sur a dedo, emigremos,
seamos corazones migratorios.
Esperanza de idiotas,
personajes de telenovela.
Nademos entre mantos de medusas,
nademos entre nosotros,
nademos entre la mar y el océano,
nademos en la arena.
Busquemos conchas, mudémonos.
Seamos corazones ermitaños
o, quizá, extraños en un tren.
Sincronicemos los latidos,
quedemos esta tarde a las 6.
Atraquemos un par de heladerías,
robemos todos los sabores.
Alineemos las agujas,
pintémonos nuevos relojes,
robaremos las pinturas,
huiremos a París,
viviremos en la Tour Eiffel.
Eclipsemos al Sol.
Taparemos la luz para que no nos vean.
Seamos El Eje por una noche de 24 Horas.
Robemos los rayos que nos quemaron,
que ennegrecieron nuestras pieles,
que nos permitieron bañarnos.
Robemos las lágrimas de las nubes,
las pelotillas de tu viejo jersey,
las largas pestañas de tu madre,
los pelos de las piernas de tus ex.
Rodemos por colinas,
robemos la hierva al pasar.
Plantemos un manzano,
compremos un libro;
se lo regalaremos a un niño.
Pidámosle a San Pedro
que nos preste el azul del cielo.
Convirtamoslo en lienzo en blanco.
Te escribiré tu nombre o un "Te quiero".
Robemos la arena de los sueños
y también la que transcurre por el tiempo.
Sincronicemos relojes, planetas,
agujas, abrazos y latidos.
Sincronicemos colores,
robemos olores,
derribemos torres
de ébano y marfil.
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