Una patria sin escudos, una bandera
que proclame la libertad del ser humano.
Ha pasado otro día en mi imaginaria Guerra Mundial.
El Eje son las mentiras y los aliados la paz.
El pensamiento sucumbe bajo el yugo
de un desierto de fruta amarga.
Cada mordisco me dice que sigo vivo,
que puedo luchar.
Salgo a las calles vacías llenas de gente,
miro a los dos lados y cruzo la linea de la coherencia,
mi espada contra sus armas del futuro,
me enfrento a seres de miradas ausentes.
Autómatas que en su día fueron personas,
sujetan sus armas, inmóviles, estáticos...
yo armado con mis principios tengo suficiente,
vibrantes piernas me sustentan, caen rosas.
Suenan campanas, y se que suenan por mi,
las 7:27, pero seré de los pocos que mueran vivos,
veo la luz cada vez más cercana llegará hasta aquí.
La explosión de mi corazón, ya no será lo mismo.
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