Viajes en la noche,
en la eterna seguridad de la incerteza.
Caminando –volando– con seguridad,
pero a tientas.
Cubiertos por el momentáneo, pero eterno,
desconocimiento.
Brillan ciudades desde el cielo,
brillan en la noche, y dibujan
recuerdos y sensaciones,
mentiras y traiciones,
recuerdos y desacordes,
gritos de libertad
que transgreden el tiempo.
Y siento,
luces y sombras en el alma,
y demasiado vino, envenenando palabras...
Pero estas son cosas de la noche.
Es propio de la noche vivir;
así, cuando nadie nos ve.
Que no se sepa que sentimos,
¡no vayamos a molestar!
Qué porvenir nos espera
si no dejamos al corazón latir, que es lo suyo.
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