en las tardes más oscuras del año.
Todos los corazones que dibujé
en la arena de esas playas carmesí.
Las espadas con las que atravesé
el latir de nuestras noches peor dormidas.
El frío acero creó, por sorpresa,
escalofríos, más bien espasmos.
Nos dormimos sobre los Dioses.
Los corazones nos gritaban, enrojecidos.
Se quejan de las nubes, de su peso.
Se quejan de los vientos del deseo.
Las marionetas tiran de las cuerdas,
pierden los estribos. Comienza la locura.
El Sol explota, destroza.
Preciosa :)
ResponderEliminarGracias!
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