Lo igual se separa
y lo distinto me asusta,
pero podemos beber algo
si eso es lo que te gusta.
La vida me consume
hasta el límite del mundo,
pero cuando tú me abrazas,
me siento devorador y rotundo.
Me gustaría que te fueras,
que estuvieras como ausente,
para dar mil paseos
y perderme con la gente.
Y tú, infinita realidad,
destrozando el deseo,
me insultabas sin hablar
con las llamas del infierno.
Tú una zorra y yo un perro.
Dijiste que la luna no era el dedo,
ahora en mis dudas me recreo.
Ya no te quiero.
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