Piensa que el sudor no es más
que las lágrimas que no pude llorar,
y que de mis ojos solo se derraman
partes insignificantes de mi alma
que duelen como puñaladas heladas.
La lluvia... ¿Por qué no llueve?
Echo de menos la lluvia, y su eco
amortizando horas no dormidas,
contemplando la belleza del cielo
caído, roto, destrozado, cortante.
El sol parece quemar las esperanzas
de poder rozar mis dedos con pereza
por tu piel de melocotón, sin asperezas,
y el viento a punto de morir dice "¿A qué esperas?"
Y claro, yo sólo puedo responder una cosa,
"No espero, desespero"
Precioso!
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