Me he cortado con todas las páginas
de este libro de amor;
con cada una de ellas,
y sigo leyéndolo una y otra vez,
Sin importarme que duela.
me he perdido en los nervios de tu corazón,
ahogado en tu sangre,
intoxicado en tu humor.
Siempre te he buscado en mis sueños,
a ti, la luz que no me dejaba dormir
y que ahuyentaba a los monstruos.
Solía perderme en mis sábanas
pensando que vendrías a por mí,
y qué pena que seas sueño.
No eres más que el susurro del viento,
los resquicios de reinos perdidos de Morfeo,
no eres nada.
Recito mis poemas en voz alta
para intentar creer que eres,
pero no eres nada;
el recurso de un loco a seguir loco,
loco como la pasión,
loco como el deseo.
Mientras tú sigas siendo sueño,
espero seguir loco, para que sigas existiendo.
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