¿Sabes? No me arrepiento.
Aunque, a veces, tus recuerdos duelan,
sé que, aunque vuelvan,
entre viento y niebla se diluirán;
como el latido de mi alma,
o los ecos de mi corazón.
Y aunque nuestras almas, descabelladas,
se deslicen por el hambre,
siempre te diré que no.
Jo, envidio que tu seas capaz de decir No, de verdad.
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