La irreductible fuerza de un beso,
fuerza a alza la causa y el efecto.
La vida y obra de un ruiseñor muerto,
la libertad encarcelada,
y el deseo,
y su mirada de espanto,
y el recelo,
con que, entre bastidores,
el reparto contempla el duelo,
lucha encarnizada entre suela y suelo,
y el zapatear de locos enamorados,
que bailan bajo lágrimas de ángel,
danzando entre sombras y sueños.
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