miércoles, 21 de noviembre de 2012

Revuelto de sentimientos (Las palabras sensibles)


Ni sístole ni diástole,
ni voces roncas gritando sandeces,
ni el famoso ímpetu del viento,
ni mareas,
ni la incansable fuerza del desaliento,
ni colores ni esperanzas,
ni convencimientos ni ideas,
ni las palabras más sobrecogedoras,
ni las melodías más alentadoras,
ni las cabezas descapulladas,
ni las sedas más suaves al tacto,
ni las miradas más incendiarias
cubiertas de párpados sensuales
y ambientes de putiche de aguardiente y parador.
Ni la lluvia ni la nieve,
ni el sol a pleno gas,
ni el invierno congelando
los sentimientos de ultramar.
No queda absolutamente nada,
no hay nada que pueda cambiar esto,
nada, excepto la gente que dice que no,
excepto las almas solitarias
de aquellos que luchan con todo que perder
y mucho más que ganar.
Revaloricemos la vida,
hagamos que las ideas vuelvan a florecer
y que los campos de Castilla sean alegres parajes.
Cambiemos el sentimiento, el sentido de los barcos,
la dirección de las mareas, paremos las olas con el pensamiento
y rocemos nuestros corazones con parpadeos inocentes
y hagamos locuras que nadie se espere,
y recemos por nuestras almas al diablo,
que es el único que parece escuchar.

y estoy ante agujeros gigantes con pinchos y fuegos, 
y ángeles endemoniados tras las esquinas 
que me esperan con cuchillos mellados y con palabrería llena de vacío 
y soy tan frágil que el viento me arrastra 
y todo me puede derribar, 
y soy tan frágil que cualquier cosa me puede romper, atravesar. 
Y arden los deseos y los planes 
y el humo y las cenizas vuelan a Argentina o a Panamá 
donde nadie los puede ver, 
donde nadie los puede respirar, 
y donde los gatos van por los tejados y la vida sólo es sueño 
y los perros son verdes y franceses 
y llevan boinas y comen baggets 
y navegan a la deriva en misteriosas cáscaras 
                                                                     de nuez azul moscada enrolada en la costa, 
enroscada en la ilusión de un viejo marinero 
que solo cuenta sus memorias a jóvenes despistados y solitarios 
que beben rodeados de fantasmas y vasos medio llenos y medio vacíos al mismo tiempo.

Satán es el único que escucha,
Satán es el único que escucha,
Satán es el único que escucha,
Satán es el único que escucha.

Yavéh está de vacaciones,
Yavéh ya no me escucha,
su nombre no lo destruye,
su nombre es Satanás.

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