Ni sístole ni diástole,
ni voces roncas gritando sandeces,
ni el famoso ímpetu del viento,
ni mareas,
ni la incansable fuerza del desaliento,
ni colores ni esperanzas,
ni convencimientos ni ideas,
ni las palabras más sobrecogedoras,
ni las melodías más alentadoras,
ni las cabezas descapulladas,
ni las sedas más suaves al tacto,
ni las miradas más incendiarias
cubiertas de párpados sensuales
y ambientes de putiche de aguardiente y
parador.
Ni la lluvia ni la nieve,
ni el sol a pleno gas,
ni el invierno congelando
los sentimientos de ultramar.
No queda absolutamente nada,
no hay nada que pueda cambiar esto,
nada, excepto la gente que dice que no,
excepto las almas solitarias
de aquellos que luchan con todo que
perder
y mucho más que ganar.
Revaloricemos la vida,
hagamos que las ideas vuelvan a
florecer
y que los campos de Castilla sean
alegres parajes.
Cambiemos el sentimiento, el sentido de
los barcos,
la dirección de las mareas, paremos
las olas con el pensamiento
y rocemos nuestros corazones con
parpadeos inocentes
y hagamos locuras que nadie se espere,
y recemos por nuestras almas al diablo,
que es el único que parece escuchar.
y ángeles endemoniados tras las esquinas
que me esperan con cuchillos mellados y con palabrería llena de vacío
y soy tan frágil que el viento me arrastra
y todo me puede derribar,
y soy tan frágil que cualquier cosa me puede romper, atravesar.
Y arden los deseos y los planes
y el humo y las cenizas vuelan a Argentina o a Panamá
donde nadie los puede ver,
donde nadie los puede respirar,
y donde los gatos van por los tejados y la vida sólo es sueño
y los perros son verdes y franceses
y llevan boinas y comen baggets
y navegan a la deriva en misteriosas cáscaras
de nuez azul moscada enrolada en la costa,
enroscada en la ilusión de un viejo marinero
que solo cuenta sus memorias a jóvenes despistados y solitarios
que beben rodeados de fantasmas y vasos medio llenos y medio vacíos al mismo tiempo.
Satán es el único que escucha,
Satán es el único que escucha,
Satán es el único que escucha,
Satán es el único que escucha.
Yavéh está de vacaciones,
Yavéh ya no me escucha,
su nombre no lo destruye,
su nombre es Satanás.
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