miércoles, 14 de diciembre de 2011

Bucle de razón.

Cuentan las leyendas, que en una oscura ciudad,
que donde las farolas no alumbran y no paran de hablar
había gente que no dormía pero que no paraba de soñar.

Era gente tranquila, como tú y como yo,
pero era gente como no había visto jamás.
Era gente soñadora que sabía volar.

Cantaban y cantaban canciones de amor,
mientras navegaban en ríos de extraño color.
Azul, rojo... fluían como cantos de ruiseñor.

Recitaban con ladrillos rojos como el corazón
en tundras salvajes de heladas experiencias,
con sabores de piña, mandarina y lima-limón.

Nadie se esperaba que perdieran la cabeza,
nadie se esperaba que creciera su corazón.

Nadie se esperaba que, en la tierra donde nadie reinaba,
de repente reinara el perdón.

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