lunes, 13 de septiembre de 2010

L'amug.

El ruido enmascara la imperfección.
Vivo sin saber qué ni cuándo es el amor.
Es tan cercano que resulta anodino,
un sentimiento tan ronco como el Padrino.

Con lo fácil que es montar en metro a tu casa,
y yo prefiero quedarme en mi habitación sin respirar,
comprender que me hacía daño hasta suspirar.

Mis pulmones no aguantan más,
mientras tanto mi corazón late marcha atrás.

¿Qué puedes esperar del hombre tras cien botellas vacías?
No hay nada que esta noche te pueda dar, ni tristeza ni alegría.

Ya olvido versos anteriores con los que me hice llorar.
¿pero qué cojones puedes esperar?
ya estoy muerto, y cada cuatro años vuelvo a comenzar.

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