martes, 1 de mayo de 2012

Muerte, tierra y cine.

La sombra del ciprés arde
y los pájaros pían de alegría.
No más sombras de muerte.
Las frías tumbas se estremecen
abrazando al ocaso de la vida.
El viento de cambio se lleva la gravilla.
El cineasta de salón y tristes exteriores
graba su nueva película:
"Oda al fin de la vida".
Sonríe y mete las manos en la tierra
para alcanzar los tétricos restos
del pasado sepultado por recuerdos,
y las saca llenas de oscuridad y nostalgia.
Los actores beben y recitan su papel.
La crítica dice "Hasta los muertos hablarán de él".
Mientras, remueve la tierra y los muertos,
y los planos vacíos de vigor llegaron al cine.
El miedo sin sobresaltos,
el cielo besando el asfalto,
el público llora, se levanta (aplaude).
Entre ruido y palmas murió el cineasta.

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